Eteri

La Concordancia de los sueños

Nuestro gozo recae sobre nosotros

si gustamos

la concordancia de los sueños,

una nota difuminada

a través del cielo seco.

Surge con cada latido emocionante

y cesa en los canales de fibra sensible.

Rota cual rombo imantado

en toques desmedidos de agua fría

que viene bajando

por la espina dorsal.

¡Qué placentero es romper

la integridad del viento!

Se aviva el fuego

en las curiosas manos

del niño interno,

delicado,

inquieto,

que permanece atrincherado

en tulipanes de seda.

Goteando en sus mejillas lúgubres

en las tomas de viento regio,

se ciñen francas expectativas

de sueños gravemente gloriosos.

Y no nace dos veces para ver

burbujeante su alegría,

ya que la parsimoniosa

 gravita

en un valle de necias monotonías.

Sonrisas expandidas sin menesteres

siguen alojadas a un diseño

en la piel encogida

de una anciana moza.

Protuberantes e insistentes

se convierten tales señuelos

de la vida en un instante.

Y quiero no perderlos,

encerrarlos en un momento,

para probarlos un tanto menos de tiempo,

sintiéndome culpable

por no haberlos querido mucho antes.

Dejar que la lágrima divague sola

sin interrumpirle con provocaciones

flageladas en traslapos

de una mente callada.

Fingirle

como lo hacen los novios que se mienten

con dulzura.

Mas yo mismo también sé

que no habita en la noche

una sombra domesticada

de los sueños que se esconden;

y me duele la sonrisa

de la bella que gime en mis parques.

Como melaza que se derrite en un panteón,

así mi humor se mezcla

con el anís de la veladora.

Justo antes de sellar el parto

del arenque

cubriré mi sufrimiento decentemente,

para pasar por imprudente

si viene cayendo en nosotros

nuestro gozo.

 

 

 

Eteri

22-11-12