Geovani

Una historia de amor de mayo nacida en invierno.

Pensamientos románticos, tuyos y míos,

dan la bienvenida a las rosas del estío,

nuestro amor deja al tiempo sin desafíos,

entre aguas blancas y paseos por el río.

 

Mirándome en tus ojos con mis ojos,

besando lentamente tus deliciosos labios rojos,

tus olores traídos por tu viento con tus huellas,

besos sólo para ti impresos en todas las estrellas.

 

Haciendo con cada caricia tuya mi vida más hermosa,

paseando, tomados de la mano, entre las rosas,

un amor que todo ante el es diminuto, siendo el desmesurado,

en el momento en que se da un beso, tierno y enamorado.

 

Respirando tu tibio aliento,

tomándolo entre cada uno de nuestros besos,

como un hechizo invisible que deja a mi alma confundida,

sólo siguiendo tus pasos, al amor de mi vida.

 

Levantándonos por las nubes en vuelo,

escribiendo nuestros nombres eternamente en el cielo,

mirando las estrellas recostados en el suelo,

acariciados, mientras te abrazo, por el viento.

 

Entre el vuelo de las luciérnagas y las gotas de tormenta,

refrescando la noche, cayendo en tu frente enamorada,

gotas que acarician a la tierra desatenta,

acarician a las sutiles y pasionales miradas.

 

Buscando en la oscuridad tus labios para besarte,

acariciando tu rostro, tu cuerpo delicado parte a parte,

entrando a un amoroso letargo,

dando por ti la vida, eres mi sol, mi cielo, mi todo; mi luna, ¡No sabes cuánto te amo!

Nada se compara con tu belleza interminable,

la pureza de tu alma y tu hermosura incomparable,

me haces vivir momentos tan preciosos y bellos,

me encanta estar a tu lado, bajo la sombra de los cerezos.

 

Recorriendo tus labios con mis besos,

acariciando con ternura tu cabello,

negro como la noche, suave como los pétalos de las flores,

fresco como la brisa de la fuente que atrapa la luz de los faroles.

 

¡Te amo! No puedo negarlo, lo confieso de manera sencilla,

estoy atrapado en tu amor, en tu beso resbalando por tus labios, por tu mejilla,

en tus tiernas y románticas miradas,

en tus besos que a las palabras callan.

 

“Palabras que las dejas sin sonido y sin aliento, pronunciadas con un callado y mitigado acento, gobernadas por la noche, que es tuya, y por tus besos, acariciadas por la suavidad del viento, que escribe nuestros nombres con su paso por la superficie del mar, llevándolos al cielo, una historia de amor de mayo nacida en invierno.”