TRISTE DESPEDIDA
¿ Por qué . . . por qué . . . por qué . . . ?
yo no puedo comprender
por qué estando entre tus brazos
yo ya no me siento bien;
será acaso que el amor
ha llegado a su final,
o tal vez mi corazón
está cansado de amar;
cualquiera que sea el motivo,
muñequita de mi amor,
hoy irremediablemente
tengo que decirte adiós.
Discúlpame, niña hermosa,
pero lo nuestro hoy no es más
que la sombra de un cariño
que no volverá jamás . . .
No quiero que nos guardemos
rencor ni resentimiento,
tan sólo el recuerdo grato
de un hermoso sentimiento
que alguna vez, no hace mucho,
vivió en nuestros corazones
y que despertó en nosotros
las más bellas emociones . . .
Lo siento, dulce princesa,
yo ya no puedo quererte,
hoy ya no nos queda nada,
tan sólo desearnos suerte.
Espero que seas dichosa,
que encuentres lo que has buscado;
yo me iré, mujer hermosa,
sin tu amor, triste y callado,
pero en cada noche helada
he de buscar en la luna
el fulgor de tu mirada
sublime como ninguna . . .
Adiós, te quiero princesa,
pero tengo que marcharme,
espero que no me odies
y que puedas perdonarme . . .
En fin, adiós, eso es todo,
que tengas suerte, querida,
mientras que yo triste y solo
espero el fin de mi vida . . .
No quiero verte llorando,
no hagamos mayor la herida,
no hagamos más complicada
esta triste despedida . . .
Israel Fuentes