Camilo Gaitán Avila

La tierra encantada de los espejos II

Donde el silencio abriga y como mirada
Se quedan los sueños y en abrazo incierto
Me entrego,
Para disuadir a la noche,
Me he disuadido a mi mismo
Para encontrarme completo,
Y diluido a tus brazos
Sentir tu regazo,
Y encontrar en la herida comisura de besos
Y en tu presencia el anhelo,
De quedar y estarme quieto
Reflejado entre tus pechos,
Y naufragando en tus brazos
Sostenerme en el ancla de tus vellos,
Pues todavía soy niño, pues todavía el tiempo me espera
Alocando a cada momento el deseo,
Porque en esta tierra no hay alba ni noche
Solo silencio, y en cambió de eso virtudes de
Infante de entregarse y amarte,
Donde un si es un no y el tiempo no existe
En la mar de la tierra,
En el viaje del tiempo, una escalera que se eleva al cielo
Y en tu mirada la puerta abierta al país de las maravillas
Donde las palabras no mienten y en la tierra del nunca jamás es:
Un siempre.