Lucero Moscoso

ALMA DE CRISTAL

Poema de Lucero Moscoso:

Tras el mórbido albor de los ventanales, ronda la mañana cargada de niebla vagarosa con su preño de tristeza. Pronto se abre la puerta que asume la admisión a pacientes con mayor gravedad y más corta estancia. Aferrada a su madre, una niña entra corriendo hasta el pabellón de urgencias del hospital. En su mano un papel algo arrugado, pincelado con un difuso dibujo del que no se alcanza a divisar imagen, sólo resalta un trazo irisado con fina escarcha. Al pasar por mi lado, intacta la inocencia, le alcanzo a percibir el lampo de una lágrima posada cristalina en su rostro salpicado de preciosas pecas. Se pierden por el pasillo dejando en baile las giratorias puertas. 

Pasada una hora de absorto silencio, madre e hija salen con la misma prisa. La niña que aún sostiene el dibujo en su mano, algo más arrugado, cuando pasa nuevamente por mi lado y esbozada una sonrisa, le dice a su madre, con el corazón algo animado: — ¡Repítelo madre, quiero escuchar de nuevo el poema que recitaste a mi hermano y que doblado en esquela dejaste bajo su almohada, antes de entrar a cirugía, quiero escucharlo de nuevo! — La madre ahogando su llanto, y con el corazón más arrugado que el papel de la niña, le recita: 

ALMA DE CRISTAL

Hijo, aunque el cielo ya te pertenece, aún infante,
En este pecho hoy a pavores de ansia zozobrante
Me llevo tu alma de cristal prendada de inocencia
Y te dejo mi armadura en aras de mi fe en esencia. 

Si en mal hoy la vida sólo te da esta prueba agreste, 
Al gozoso llamado de los solícitos serafines celestes
No atiendas dejando tu madre a sal de mar en llanto
Con el corazón en sepulcro marchito de amarte tanto.

A bendición del cielo ofrezco el rio devoto de mis venas
Que será túmulo en tu corazón de benignidad inmersa,
No te apartes de este mundo donde te sembré amores
Dejándome precoz envejecida de lágrimas y dolores. 



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