Mane Castro Videla

Algo cambio

Algo cambió, si algo cambió desde la última vez que te escribí, como ayer, siempre uno está desde algún lugar sintiendo a todas las lágrimas del Universo posándose en mí en eterno mantra

Uno es, la pronunciada voz rota de la gota clara en cada una de las lágrimas derramadas de todos los tiempos

Pican, arden, estallan y se transforman en los vértices entre los inciensos de mirra y amizcle, en las aromáticas rosas amarillas y en la vela encendida iluminando los espacios que lentamente se consumen

Las percibo algunas unidas, otras separadas…

Más, todas están colgadas prolijamente en el pentagrama y brillan resplandecientes en mi clave de sol

Aterciopelados pétalos cubriéndome, rozándome, besándome desde la naciente profundidad azulada de mis grandes ojos negros

Son ellos y no otros, en constante andar los que me sostienen la mirada y, en su lento y suave pestañar, se re- crean…

Abren sus nacaradas y frágiles alas, volando hacia a ti a alcanzarte...

A alcanzar-me

Naturaleza que nunca termina

En cada palabra, en las pausas y en todos los sonidos

En plegaria desde mi mirada rompiendo las barreras del sonido silencioso trayéndote hacia mí

En barquito de papel del doblez de la servilleta

En el sabor rico de finas hierbas

En el sobrecito de azúcar en moño

En el agua cristalina fresca recorriéndome y lavando

todo mi rostro y el desnudo cuerpo

En mis manos hacedoras de arena y miel, sujetándote

Es así, siempre a uno le pasa lo mismo...

Es el rimmel de mis pestañas

Es la esencia, es la que nunca cambia

Es cada uno de estos y todos mis des-tiempos

Es en este bello e inigualable despertar-se en voces de sombras

Es el que a diario siempre me das y me ofreces en flor,

Es re encontrándome con otros colores, aromas

Es este sentir-se sintiendo

Es, este que has sido y eres

Es este sentir sintiendo donde también muero ahogada por dentro

Es en este viejo baúl donde hay tantas, tantísimas cosas...

Es mis mejores vestidos largos... enormes capelinas...

chalinas... largos guantes... muñecas de Mallorca...

libros… long play de pasta… Oh!

Es mortal

Es la luz saliendo del fondo, la que enceguece y pesa,

Es aquel viejo y amado alhalajero de plata sin llave,

cubierto de caracolas y algas de mi último naufragio

Es la cajita de corazón de cristal protegiendo las benditas y pequeñitas pulseras con cada uno de los nombres de mis príncipes y sus dientes del ratón perez engarzados en oro y plata

Es los largos collares de piedra, los de perlas cultivadas y los de cristales de roca…

Es y son todos y cada uno de los anillos, pulseras, relojes... y, es allí, en el medio de ellos donde están tiradas jugando al azar marcando el destino unas pocas viejas fotos amarillas...

Es mi alma distraída en estos instantes la que te canta a media voz, la dulce melodía, la que se re crea…

Danzante danza

Siempre eterna

Igual, distinta...

Diferente,

Al resto

A lo demás...

 

Es la insensatez de mis letras de colores

Desembarcado en una de mis largas noches largas

Poblando mi ser de sueños de ayer, hoy y mañana

Delineando mis orillas

Des-cubriendo todos mis velos

Devolviendo-me la existencia y dando una vez más

cobijo a la niña…

A la Mujer, la que Soy y Es, la que me habita!

 

Mané Castro Videla