Roberto Moran

Te regalo mi silencio...

Flor de oro con pechos de carbón,

Pubis de rubíes y cintura de esmeralda,

Tan brillante, como un sol que no da calor

Tan hermosa y fría como un hielo glaciar

Flor sin olor, incapaz de perfumar,

Eres eterna, inmarchitable, pero sin vida, sin corazón

 

Con tus alas de plomo alcanzas el cielo azulado,

Con tus labios ni imagino lo que alcanzas,

Con tus ojos vislumbras más allá del horizonte amarillo,

Te desconoces con los conocidos y te conoces con los que no saben que existo,

Tu pensamiento es como un cementerio, lleno de memorias muertas,

Donde la briza de cristal acaricia cada tarde el ocaso

Y cada noche el crepúsculo

 

Cuantas veces te tuve, cuantas veces fuiste mía,

Pero te fuiste, con el viento de la primavera o con las hojas de otoño,

Te marchaste con tu traje de cromo, ese que era azul,

Con tus ligueros rojos y con mi beso posado en tu mirar.

 

Me quede sin nombre, sin color, sin sabor, sin ti y sin un yo,

Me quede sentado, tácito y acostumbrado,

Sí, acostumbrado a tenerte acostada, a tenerte fría y mía,

Acostumbrado a no estar sentado y a estar solo aun acompañado

 

Brotan tus lágrimas tan saladas como tu alma,

De tus ojos pidiendo indulgencias,

Mientras la pintura de mi alma cuelga torcida y de cabeza,

Esperando y esperando a que un día la enderecen o terminen de torcerla,

Dices adiós con un beso al infinito,

Dices adiós quebrantando promesas hechas en el paraíso,

Dices adiós pero te quedas, como esperando, y t e vas,

Te vas quedándote en mí, te vas llevándome en ti,

¿Hasta cuando jugaras a marcharte sin tu valija de equipaje?

 

Flor de carbón con pechos de oros,

Pubis de tierra, cintura de abono,

Te regalo mi silencio…