Quiero sacar el seno del ángulo de tu pecho volumétrico
 rodear la circunferencia de tu hermosa geometría
 dibujarte a pulso con mis manos… con mis dedos
 a la sombra oscura del vértice de algún triángulo escaleno.
Guardaré la proyección de tu imagen circunscrita
 en la cuarta dimensión de mi complejo pensamiento,
 recorriendo cada curva del área de tu cuerpo,
 cada trazo de tu espacio, cada punto, cada hueco.
Te llevaré suavemente por la directriz de mi tangente…
 Introduciendo los términos del miembro entre paréntesis.
 Haciéndote cómplice de cualquier error de cálculo
 en caso de perderme en las coordenadas de tu plano cartesiano.
Te complaceré eternamente hasta hacerte ver interrogantes,
 iterando diariamente, cuantas veces se requiera el ciclo,
 simplificando la potencia a su mínima expresión de regocijo,
 llegando juntos en el éxtasis, a los límites de lo infinito.
Una vez dejado el producto notable en tu matriz transpuesta
 y reducida totalmente la potencia de mi diagonal transversa,
 quedaremos unidos para siempre por nuestra simetría
 cumpliendo cabalmente con leyes, postulados y teorías.
 Aspiro a ser tu binomio conjugado
 y acariciar cada uno de tus bellos meridianos.
 Me siento el complemento ideal de tu hemisferio,
 capaz de convertirte en mi trinomio cuadrado perfecto.
Si mis líneas paralelas encajan bien en tus perpendiculares
 habremos despejado para siempre cualquier duda,
 tomaremos una decisión determinante y trascendente
 juntando nuestras aristas, en base a la propiedad distributiva.
Daré al foco de tu cónica el cariño de mi elíptica
 y al producto derivado de nuestro cariño matemático.
 Aunque no estemos libres de eventos estocásticos
 nos amaremos como lados de un triángulo equilátero.
Este planteamiento que no requiere revisión,
 porque es un teorema del que abunda la bibliografía,
 ha sido comprobado en muchos modelos miles de veces,
 desde antes de que el hombre aprendiera a contar con los dedos.
(En este poema los números primos no tienen cabida
 …son muy ventajosos… imaginarios y bastante irracionales)
Si finges no entenderme con esta explicación
 me voy a poner bien paralelepípedo de sentimiento
 ahogándome en copas de cifras confusas de cualquier marca
 sin importar que repruebe el examen.
Me introduciré en cualquier centrucho de cómputo
 de dudosa reputación
 y ahogaré mis penas algebraicas con cualquier prostituta numérica.
 Le pediré que me acompañe a alguna bella cavernícola,
 aunque la corteje a garrotazos,
 le haga poemas con pinturas rupestres
 y tenga que contarle con piedritas
 cada beso que le de en su mejilla.
Anónimo