ALVARO J. MARQUEZ

AHORA QUE DUERMES...

    Ahora que duermes y puedo contemplarte, siento que cumplo con aquella promesa de amor que te hice una vez, cuando te dije que te cuidaría, que velaría tus sueños. Ahora mírame, te veo y me sonrío porque te ves tan indefensa, tan necesitada de mí, tan rendida, tan entregada a lo que sueñas que siento que despertarte sería un pecado imperdonable...


   Hay preguntas que me haces que están sin responder porque mis miedos a veces no me dejan ser claro contigo, pero que ahora que te veo dormida te puedo contestar. Me preguntaste si te amaría por siempre... Te digo que la eternidad en el amor que siento por ti comenzó desde el primer día en que te besé, fue un beso sencillo pero profundo a la vez, algo que en un lenguaje entre labios me dijo ese día que empezaría a quererte para no dejar de hacerlo jamás. Me preguntaste otro día si me parecías linda y me reí y te dije que sí pero sin mirarte a los ojos, hoy que duermes te juro que eres hermosa a todo dar, que puedo besar y contemplar tu belleza por horas, por años ¡siglos si eso fuera posible! Y que tu belleza es doble porque es interna también, pero no te amo sólo porque seas bella... te amo porque sí, porque me nace amarte.

 

Ahora que duermes puedo tratar de definir el amor y te digo que es un sentimiento tan parecido a ti y repetir que te amo mil veces o escribirlo, para que lo valores mientras yo viva y nunca lo olvides si un día muero. Tú eres un ser muy especial, amas todo en la vida, aprendiste a hacerlo desde muy pequeña, amas a las flores, a los pájaros, al sol, a las estrellas... en cambio mi aprendizaje no es tan amplio, yo sólo he aprendido a amarte a ti...

 

Pierdo mi timidez cuando duermes y me atrevo a ser más yo, a bendecir tus sueños, el aire que respiras, la cama donde te acuestas, la almohada que abrazas cuando yo no estoy. Después de todo es para mí una suerte que a veces duermas, porque son los momentos en que me provoca más cuidar de ti y decirte lo importante que eres en mi vida. Precisamente la vida, desde que estamos juntos me enseñó dos cosas. Una, a amarte con toda mi alma y la otra... ya se me olvidó.