Tula

Décimas al abuelo

Te recuerdo campesino

cantando por la mañana,

tu décima, tan cubana

o saludando al vecino,

sobre tu altura me empino

pues para alcanzar la suerte,

me dijiste, hay que ser fuerte

y cada hora perdida

es un pedazo de vida

que después viene la muerte.

 

¿De qué muerte tú me hablabas?

si en cada cosa que he hecho,

te llevo siempre en mi pecho

y hago lo que tú esperabas.

todo lo bueno que ansiabas

en la vida, en el amor,

lo he seguido con ardor,

pensando como tú hacías

en la cosas que son mías

y que quiero con fervor.

 

Te veo en cada montuno

que con la azada en la mano

labra mi campo cubano

y a su faena me uno,

más, si lo creo oportuno

me visto como la abuela

ya no con tanta sayuela,

pero si con lozanía

imito su simpatía

de guajirita pilluela.

 

Pensando en ti cada día

respeto tus tradiciones,

ya sea si hay alegría

o tengo contradicciones

y sin poner condiciones

nunca nada nos separa,

porque nuestra unión  se ampara

en la semilla que echaste

y luego bien abonaste

sin que nada la matara.

 

Abuelo, tu nunca has muerto

y jamás fallecerás,

siempre junto a mi estarás

y regaremos el huerto,

como marinero al puerto

allí siempre volveré,

donde el futuro forjé

con tu canto y tu sombrero,

al campo que tanto quiero

y nunca yo olvidaré.