efraguza123

LLOVIZNA

A veces nos parece

que es empresa fácil

sumergirnos en el mar

a buscar el oro de los crustáceos

o revivir las caricias

que en sus arenas buscaron otras manos

pero sólo conseguimos que los huracanes y tifones

nos abracen con sus redes de horrores y de espantos

y nos lancen sobre las olas cual residuos de naufragios. 

 

Tarde nos damos cuenta

que son vientos desgarbados que en sus melenas

esconden esos colores de aves tropicales

que sólo los tapices núbiles

ostentan con orgullo de sirenas juveniles

pero que nosotros confundimos con céfiros otoñales

que dan a la noche su piel de luz ajena.   

 

Esos son los errores que rompen las ruedas

y hacen de los deseos una colcha de retazos

que  ni a los caminos ayudan

ni al terciopelo hacen digno.

 

Cansados de evasiones

y de caminar en círculos

regresamos con las gaviotas

a las islas de frondosos líquenes

a esperar que la soledad nos empape

con la silenciosa  llovizna

que la viste y la redime.

Efraín Gutiérrez  Zambrano