Paragonimus

mi mundo.

Vivo en mundo de gente inentendible cuando paseo por las transitadas calles de lo que se dice ser una metrópolis;donde la gente no mira, no dice nada. 


Vivo en un mundo de una flora inentendible; cuando la exquisitez de la chonta tiene aroma a petróleo y la vida un destello sabor tóxico.


Vivo en un mundo de letras inentendibles; al encontrarlas pintadas con el negro barniz de la pobreza sobre las manos de sus niños; en las mismas calles de la ciudad pequeña, que ven crecer recuerdos.


Vivo en un mundo de caudales inentendibles que llevan en su corriente la toxicidad de la muerte; dibujada bajo la sombra de la anestesia y el formol.


Vivo en un mundo de derechos inentendibles al tener que esbozar, sus jóvenes, sus propios derechos y oportunidades.


Vivo en un mundo de una riqueza inentendible, cuando observo desde las laderas de los Andes, miles de observadores con las manos atadas, en profundo silencio y complicidad por las quejas ajenas de mi mundo.


 Vivo en un mundo inentendible;

como inentendible la vida plasmada en sus más refinadas caricias e imponentes abrazos; de la gente que sí construye, haciendo posibles nuestros sueños en medio de realidades heredadas.