elio alves

Hercolubus

(Si la suerte lo permite)

 

En el camino hacia la flor

que pretendía desprenderle a Venus

mientras inocente se distrae por lo inquieto

de mis múltiples abriles,

se paralizan los tendones de mis pies

ante el llamado de la suerte,

soy yo entonces, el que tropieza

y cae por la culpa de ese trébol de ilusión,

el que tomo de inmediato cual si fuese mariposa

bendecida por los trazos de Van Gogh

y encarcelo entre mis dedos contraídos

y dispuesto a convertirlo en un diadema.

 

Pero me detengo en el marchito renacer

de las espinas de estas hojas

que salpican mis manos malheridas

con la tinta viva del hechor de la herejía

estas se convierten en seguida en la arena

del reloj que predica destrucción,

sin querer entiendo esquemas,

que en fracciones de minutos me describen el final.

 

Una estrella sin planetas me consuela,

pues su color sin brillo no es por vieja,

sino porque sufrió del gran terror en una dantesca predicción

de otro maestro Rabolu,

que no pudo ser capaz de imaginar su propio monstruo,

y verle a los ojos, cuando él estuvo aquí,

en vez de enviarlo a mi…

y condenarme con su voz como de Vlad Tepes,

a marcharme, y sin derecho a novenario.

 

Era evidente el uniforme de las osas y el lleno de la luna,

como un llanto al improperio

pero yo no sé si en el brillo de los charcos se refleja

el perfil amenazante del cruel Hercolubus,

¿Deberé esperar que broten las angustias lentamente

de volcanes y de las nubes más obscuras?

no emergen las respuestas de mi boca temblorosa,

y no me atrevo a preguntarle al mismo Dios.

 

Ho! Balón amigo… masa de místico color,

Gladiador del infinito y transmisor de Armagedón,

arto de mi miedo casi eterno, me anticipas un colapso

de deseos que se transforma en huracán,

y en la maravillosa pesadilla, te apropias de mi mente

de la cual extraes bosques,

como anuncio de una furia sin sentido y voluntaria

engendrada por el mismísimo Satán.

 

Las erupciones de mis poros que otra vez de barro son,se apoderan del vacío,

estos, solamente acariciados por el sudor acumulado de mis sabanas atentas

que me acompañan y protegen como el más fiel ozono, equilibran los temblores,

que también fueron prescritos, muy intensos y fragmentan los pigmentos de la piel.

 

 

Soy yo ese punto exacto, predilecto y favorito del impacto

el me busca, entonces me incorporo entre las piedras,

y sin otra acción, me multiplico.

Ahhhhhhh!!!...el silencio me ovaciona,

y logro ver la confusión de aquel titán,

que experimenta el miedo, y tiembla,

pero suelta una inmensa estela luminosa y densa,

pues es el polvo, corazón y restos de otros mundos,

que Nostradamus ni siquiera imagino.

 

Yo sin poder contenerme de mi identidad de humano perfecto…

emito una burlesca carcajada…

me dejo descubrir. Aquel como un furioso toro

de rocoso material se detiene en combustión

y una funesta trompeta espanta el arpa,

la materia obscura y la feliz constelación.

ya Solo esperando fusionar la carne de aquellos

que se dan fuerza con su abrazo

y planeando el gran encuentro de los que muy lejos están.

 

Hablo demasiado de un solo recuerdo,

pero aquel grito que demanda mi silencio,

es mi camino… me sueña, y me ha dejado ver su fe,

este distribuye su paciencia en lo largo de un segundo,

para describirme bien las huellas del maestro venerable,

entonces “me incorporo nuevamente”, y sobre aquellas letras apagadas

por el fango que ha brotado de mis venas, planto mis manos

ya curadas y las deslizo hasta desaparecer aquel defecto.

 

De regreso en el camino, he olvidado la caída de aquel demonio rojo,

y las marcas de mis pies, cupieron muy exactas sobre las del creador de Tylo.

el trébol que permaneció en mis manos, por instantes adherido,

es castigado por la ausencia de la lluvia,

solo aprendo al despertar, que…

únicamente seré este día lo que yo permita ser.

 

2009

Managua, Nicaragua