poetaovallino

Sofía Anaís

Que la noche se acostumbre a tu belleza,

a la breve sonrisa que cubre tus mejillas,

al sonido inmenso de tu voz pequeña,

y al café dorado de tus ojos míos.

Reina inocencia la vida tuya,

vestida de leche y espuma plateada.

terciopelo heredado en tus manos blancas

sencilla hermosura de porcelana fina.

Peiname la risa con tus caricias,

arranca mi tristeza con tu bullicio,

cúbreme los ojos con tu silencio,

como ola tatuada en un rostro de arena.

Como espina cargada de mi desdicha,

clava tu vida en mis manos muertas

y que el brillo de tus ojos disemine,

lo que mi boca no ha dicho de tu belleza.

Bugues.