nelida anderson parini

Caminata Nocturna.

Camina alegre la luna, por el estrecho sendero,

manto de densa hermosura, conquistador platinado

que extiende por la negrura, con caminar despistado.

¡Valiente como ninguna! Resplandeciente lucero.

 

Va avanzando sin premura, sin querer llegar primero,

regalando con dulzura blancos trocitos de cielo.

Palidece la espesura, se rinde a su paso el suelo,

desplegando  su blancura, camina por el sendero.

 

Allá lejos, en las alturas, impetuoso mira el cielo,

recogiendo las alburas esparcidas sobre el suelo.

A paso lento la luna, prosigue camino adentro.

Atrás la celeste albura, corre veloz al encuentro.

 

El sendero y la espesura, siguen de cerca el misterio:

Viendo correr a la albura… ¡el cielo se torna serio!

Ya que al cuidar de la luna, desatendió el firmamento,

sin darse cuenta ninguna, el  sol se encuentra despierto.

 

Tribulaciones y angustias transitan por lo celeste,

urgiendo están a la luna: que regrese  y se acueste.

El sol extiende sus rayos saludando gentilmente…

El cielo corre a abrazarlo, lo acaricia sonriente…

 

El amanecer despacio, comienza a hacerse presente.

La luna acelera el paso... va avanzando velozmente,

si el sol la encuentra paseando… ¡ya dejó de ser valiente!

Buscando abrazar al cielo su cómplice y confidente…

 

Tirado quedo su manto, brillando tímidamente.

Con el aliento agitado, con su cara transparente,

 cabello desalineado  y ojos de niña inocente,

besa al sol que levantado, brilla resplandeciente.