marco augusto

Penitencia eterna

Se me agotaron los caminos,

de flores y  hogueras,

se clausuró,

el boulevard de mis sueños

y lo que me quedó del ayer,

es existir,

consumiéndome,

dentro un hormigueo,

de lejanos recuerdos.

Escucho un eco envuelto en sedas

y se convierte en inquietud,

mi penitencia eterna

y vuelve su imagen

desde lejanas estepas,

a aduanarse de mis desvelos

y mis penas.

Arribaron sin previo aviso

las flores en primavera,

mientras mi alegría

se quedó enredada,

dentro de su negra cabellera.

Volverá la noche callada

a llenar mi alcoba

con fragancias de ausencias

mientras cierro los ojos

y contemplo

una luz misionera

y unas huellas que me reclaman,

mas allá de las estrellas.