MIRIAM RINCON U.

LA PROSTITUTA

LA PROSTITUTA

 

Juegas con lo sagrado del amor

por lo brillante de la vil moneda,

eres sólo basura callejera

que nunca ha conocido el dolor.

Tus hijos abochornas con la acción

de ser una vulgar aventurera,

pues cuando dices, “un te amo”

calculado está, su precio en dinero.

Hipócrita arrabalera

no sabes vivir sin carne,

no te importa ni tu sangre

cuando tus hormonas hablan,

dejas a un lado el escrúpulo

para disfrutar lo tuyo.

Compadezco a los idiotas

que caen entre tus garras,

porque con tu sexo sucio,

muchas veces los agarras

y te creen lo que dices

siendo cuando más engañas.

Mas sé, que hay Dios en el cielo

él te aplicará justicia

si lo cree conveniente,

pero un día te veré

en una gran soledad,

por todo el daño que ha hecho

tu perversa indignidad.

Ojalá nunca te cruces

a un lado de mi camino,

pues a mi edad tu conducta

la tilde es un punto rojo,

que te defiendan los hombres

a los cuales te has vendido.

Fría e inconmovible todo lo planificas

cómo pescar a las víctimas

que cuenten con dinero,

y le entregas sin pudor

tus apetitos insanos

hasta volverlos guiñapos,

así logras tus anhelos

ver billetes en tus manos.

Lo declaro y decreto

no pararás de llorar

lo que te queda de vida,

por vacía, irresponsable,

mísera aprovechadora,

no tienes nada de buena

a prostitución me hueles.

Nunca amistaría contigo

moriría de vergüenza

viendo lo baja que eres,

ningún respeto mereces

eres de lo peorcito,

que había visto en mujeres.

Vete a tu oscura taberna

donde mereces estar,

adiós reptil del desierto

animal  prostituido,

lejos enferma sexual.

Que no te asocien conmigo

es lo que deseo pase,

porque no soy como tú

soy una mujer de hogar.

 

 

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MIRIAM RINCÓN U.