Fernando Curiman

Hazte poema

Una disputa sincronizada con el tiempo se abalanza en prosa bajo los sueños vespertinos, alguna vez olvidados enterrados, nunca muertos. ¿Cual será la intención del subconciente? Tan mala como mi poesía indomita apareces sanguinario espejismo recordando mi soledad inherente carcomida pero soledad al fin y al cabo. Existente al fin y al cabo.
Las paginas, las paginas la existencia, las tazas de té los pianos, las teclas, los lápices, las libretas, tú. Tu inexistente, ausente. Tú. violin oxidado puerta rechinante pedazo de eternidad sobre mi pecho cansado y mis paseos vacíos llenos de noche.
Baja de las estrellas y caminando por los infiernos, responde la pregunta innecesaria. A ver si así por fin descansa mi bastón de tanto escalar montañas del olvido. Aver si por fin mi dolor entiende que no eres la herida, sino la daga, la sal, y la cura.
Una cerveza, Dos cervezas, Cuatro cervezas. Reventé la tercera en mi cabeza y me revolqué debajo del presente riendo llorando y riendo esperando, matando el tiempo. No tengo nada mejor que hacer que reventar botellas y observar palomas huir de mí. Insisto, me sacaron los ojos. Y desperté adolescente. observé la paradoja de lo constante y violé toda metafísica entre palabras congeladas. Frías, Cálidas, Certeras, Bizarras.
Inútiles.
Hazte poema o moriré en el intento. Hazte canción o me convierto en guitarra