Alexander Vortice

INFARTO SOCIAL

Descuido los crepúsculos

que me regaló el infarto social.

Quizás sobre el ímpetu de un día

absorbido por las manos de los impíos

se encuentre el cromosoma del aturdimiento.

 

Nunca fueron geniales mis versos…

No creo en el más allá después de muerto;

no vacilo si el desencanto perturba a los malos;

no exijo balas ni descargas eléctricas a los dementes

que me dan la vida y el buen ánimo.

 

Descuido el rumor de los labios atolondrados

por lo sempiterno bajo la mueca del hombre

que entregó su alma mundana por un par

de monedas de bronce y un futuro

colmado de sentimientos nobles.