Vacio, aquella criatura tan triste,
esta escondido en mi corazón,
esperando un alma que lo llene,
que le quite el sufrimiento,
que comparta su silencio,
y que no lo deje.
Tal vez, y con el tiempo
el destino le traiga aquella alma,
aquella que lo silencie todo con su mirada,
que acabe con el aire de su ser,
y que le traiga aquella felicidad eterna que tanto ansia,
y que por fin llene de luz su mar.
Puede que encuentre aquella luna
y dicha luna lo mire,
y se entreguen mutuamente resplandores fugases,
resplandores que vale la pena recordar.
O tal vez la luz de la esperanza se eclipse,
y no brille jamás.