gammon

¡Y yo que en el amor quise ser funcionario!

Nuestro amor va bien 
pero requiere una reconversión 
para ser competitivo
He de liberalizar mis besos, 
y sacarlos al mercado bursátil: 
un jeque petrolero 
me ha ofrecido invertir 
una de sus mil noches”. 
-me dejaste escrito en la mesa 
que el banco me embargó

meses más tarde. 

Traté de sobrevivir 
vendiendo versos y promesas 
pero mis antiguas amantes 
preferían “chatear” con rubios extranjeros 
besando el dócil monitor. 

Pronto dejé de pagar

y llegó el desalojo,  el frío 
y el colchón de papel de los sin techo. 

Mientras tus estaciones

de servicio venden afectos

a precios astronómicos 
con plomo en las caricias

y palabras polutas. 

Un día se cruzó tu limosina 

con mi carro de escombros,

(empapelado aún con tu antiguo

retrato) 
generosa paraste un momento, 
añorando, quizás los tiempos de escasez 
en los que un beso nos daba media vida. 
Yo te pasé la gorra y echaste en ella 
un contrato-basura. 

Desde entonces reparto como loco 
pizzas a diestra y a siniestra 
por una mirada tuya al mes. 

¡Y yo que en el amor

quise ser funcionario!