Alma al aire

Charlando con Dios

Hace mucho no te escribía,

lamento no haberlo hecho,

lamento acudir más a vos

cuando el corazón está maltrecho.

Pero hoy sólo tenía ganas

de escribirte para contarte

que estoy bien y te agradezco

porque siempre he de encontrarte.

A veces me siento lejos,

pero sé que la culpa es mía

me cuesta aceptarlo todo,

me gana la osadía.

Por eso ojalá me perdones

cuando esté vieja y cansada

y en la maleta cargue vagones

de situciones encontradas.

Conoces mi corazón

no es malo pero sí débil

y sabes de mi temor

de que la lucha termine estéril.

Conoces mi pensamiento,

tiene pies pero es volador

y se enrosca en contradicciones

cuando busca un buen amor.

Sabés amigo querido?

yo nunca me olvido de vos,

sé que siempre estás conmigo

y de lo gentil que sos.

Y de cuando me tirás de la manga

para que te preste atención,

y de cuando me voy lejos,

que me pesa el corazón.

El tema que hoy me inquiero

es cómo equilibro todo?

cómo hago lo que me gusta

siguiendo fiel a tu modo?

He aquí la paradoja

que hacer lo que me hace feliz

aunque no sea lo más conveniente,

incurre en uno u otro desliz.

Por eso, mi gran amigo,

no me queda más que rogar

que ese último día me mires

y me hayas de perdonar.

Yo simplemente confío

porque conozco tu amor y mi miedo

pero lo que Tú decidas, Dios mio,

eso siempre será un misterio.