Elim

Pluma envenenada

Necia indiferencia la vida te desnudó de antifaz

dejando en evidencia una triste excusa de hombre en duda.

Tú, uno más de esos que convencidos

repiten hasta casi creerse que no pertenecen al montón

aunque resguardan el certificado de membresía

en el bolsillo izquierdo con celo y orgullo.

Burda excusa del olvido osas engrandecer tu ego

declarando al viento que burlas mi ilusión a placer,

justiciero autoproclamado solicitado por ninguno.

Pero tú, ingenuo aprendiz de hombre infame,

desconoces entre muchas cosas que alguna vez

mi corazón tal perro callejero abandonado

en su desolación hurgando en la basura

divisó un gato de alcantarilla, a falta de razón y fe

se dio a su caza, siempre a la espera aguardó atento.

Vaya engaño, resultaste no mas que  una lombriz de tierra

con charco propio pestilente y resbaloso en el que no tardarás en caer,

paciente yo preparo mi zapato verdugo de gusanos.