Yanquiray

DESESPERACIÓN

Padre mío, eres un ejemplo de humildad, valor y lealtad,

Siempre te he admirado por tu tesón y fortaleza.

No te abrazo seguido, porque así nos enseñaste,

Pero tú sabes que te amo, con todo mi corazón.

Solo tu sabes que te lo he demostrado,

Estando siempre, a veces a la distancia o a tu lado,

En los buenos y malos momentos o cuando me has necesitado.

 

Padre veo como la enfermedad te va consumiendo a diario,

Pero tengo la esperanza, que Dios no te ha abandonado,

Tal vez él solo quiere, que le ruegues, que le pidas, que te lleve a sus brazos.

Hay  días que amaneces como un toro, sigue trabajando la tierra,

Que  Dios te ha regalado,  la cual se que tú amas con su alma entera,

Pero hay días padre, que no puedes respirar, te ahogas,

Ni siquiera pruebas bocado, porque ya no das más.

 

La enfermedad te va consumiendo lentamente  los pulmones,

El dolor consume mi alma entera, no porque nos dejes un día,

Ya que así está escrito en el libro de la vida,

Sino,  por el vaso amargo que bebes cada día,

Cuando te falta la respiración, cuando no te puedes levantar,

Cuando sientes que ya no das más, solo quisieres correr y escapar.

 

Me ahogo en la desesperación, de verte sufrir de este modo,

Ya no podemos hacer nada, padre mío, ya lo hicimos todo,

Me duele el alma, me duele todo, pero sé que debo ser fuerte y

Clamarle al Dios del cielo, que te de la calma y el valor suficiente,

Para soportar esta agonía, que nos mata a todos.