Gerardo Barbera

OJOS EN EL TECHO

A veces, como sin querer, poco a poco

las imágenes, las metáforas viven,

y  creemos que la Bestia no existe,

o que tiene cara de chivo, de loco.

De existir, sería negro, feo con ojos de fuegos,

no tendría manos, sino garras,

no viviría en un hogar, sino en el infierno.

 

¡Si supieran la verdad, no dormirían tranquilos!

La Bestia está en todas partes como el aire,

te saluda, te llama, está ahí, ¿puedes sentirlo?.

¿No me crees? ¿Exajero? Mira esa sombra

es una silueta azul, como los ojos de un ángel,

no puedes ver esa "luz bella" que te llama.

Yo lo veo cada noche, sus ojos están en el techo,

en el espejo del baño, en mi computadora,

en cada suspiro que cruza por la ventana.

La Bestia me acecha, quiere dominar mi alma,

yo resisto, rezo lo que sea, pero tengo miedo.

 

Cuando son las tres de la madrugada

los gallos hacen silencio, las aves lloran,

cada instante de ese reloj destruye el universo,

es el olor perfumado de la Bestia que se acerca,

está ahí, lo puedo ver, su imagen toma cuerpo,

está ahí cerca de la cama, sonríe, me toca

quiero gritar, no puedo, sudo horrores,

no hay nadie en la casa, estoy solo,

siento que las fuerzas me abandonan...

 

 

 

No pude dormir anoche....

¡Dios, créanme, no estoy loco...!