Alvaro Javier

Medianoche…

Medianoche…

 

Deliraba con tus ojos brillantes,

Con tu boca,

Enloquecía en tu cintura de mujer madura,

La tomaba,

Alzaba tu cintura cálida y tersa,

Tan llena de sonrisas como tus labios.

 

Comía con mis manos de tus pechos fragantes,

Dulces y repletos de caramelos aromáticos,

Lleno de la esencia de tus caricias,

Tus manos,

Mis manos.

 

Paseando por tu vientre,

Encontré  mí propia piel aferrada a tu piel…

Desde allí me deslicé hasta tus piernas sabrosas,

Tan suaves a mi lengua y labios,

Como lo fue tu espalda dorada en mis manos.

 

Recorrí largamente tu cuello,

Tú barbilla,

Tu pera carnosa,

Hasta que alcance tus labios,

Besando delicadamente el aliento de tu boca,

Tus labios,

Mis labios.

 

Y regrese hasta tus pechos maduros,

Los subí viajando despacio,

Donde a veces descanse sobre ellos,

Borracho de las caricias y los besos de tus labios.

 

Y desde allí salte hasta tu corazón,

Quise penetrarlo,

Me deslice silencioso hasta el,

Sigiloso lo cobijé con mis manos,

Lo llene de caricias suaves,

Para en silencio poder cuidarlo.