tiburcio de la sonec

De la nada se alimenta

Todo es efimero a la luz

del verdadero olvido,

prefiero olvidar falsamente

algo que en mi sustenta sorisas.

 

Nada es audible ahora en este

llanto tartamudo,

nada me apetece a la hora de soñar,

mi hambre de la nada se alimenta.

 

Ahora aquel hombre que en el

anhelo volaba,

cojea en aquella montaña

desvanesida, perdida,

voluble, infinita en el adios.