Gerardo Barbera

HABLO CON ELLOS

No sé cuando comenzó la maldición,

tal vez con la llegada de la vieja maldita

se nublaron los ojos de aves negras,

cuando la noche se hizo noticia

de la muerte de un alma silenciosa

que volaba por las nubes

de una existencia cualquiera

que no veía en las sombras de la noche

el terror de morir en silencio

sin amigos, sin la oración de la sangre

como desaparecen los nombres

de aquellos sin números, sin devotos

como se hunde la barca sin sombras

de alguien que no  importó

ni siquiera a una madre,

ni a hijos, ni a hermanos,

como se van los que nunca existieron,

así, se han ido todos los hombres

aunque el velo negro llore

nada se queda.

 

Me visitan todos los muertos,

esperan que hable con ellos,

ya no vivo, ya no duermo

pensando en cada rostro

de esos que viven en mis noches.

Estoy loco, ya lo sé.

nada importa, tan sólo mi copa,

ellos me cuentan historias,

yo bebo, y bebo hasta que se van,

entonces, pronuncio oraciones,

rezo el rosario, vuelvo a tomar,

duermo un rato, despierto, y los veo,

están ahí, hablan conmigo,

y los nuevos fantasmas

me dicen su nombre.