nelida anderson parini

METAMORFOSIS.

Una amiga me encontré por la calle caminando,

corriendo me le acerqué, ella se quedó mirando.

El tiempo se fue acortando, sonriente la miré.

Con gran emoción, temblando ¿cómo estas? le pregunté.

 

En ese encuentro feliz, de corazón renovado,

la respuesta apresurada ni siquiera la escuché.

Con mis brazos la rodee, ella colgo en mi sus brazos,

se dio apretado el abrazo, cual mazorca de maíz.

 

Ya se filtran por allí las gotitas del pasado,

manantial nunca olvidado, pujando para salir.

Los recuerdos del ayer se destilan a retazos,

se entretejen los pedazos, su aroma vuelve a surgir.

 

El reencuentro apresurado nos hace retroceder,

recordando del pasado cosas que no han de volver.

Me dice que no he cambiado, que me veo igual que ayer.

Yo no temo envejecer, pero creo he madurado.

 

No te equivoques mujer, los años han caminado.

¡no siempre es amanecer! ¡la tarde nos ha llegado!

Ya sus huellas puedes ver, ahora mi paso es pausado,

mi pensar mas relajado, el sentimiento un placer.

 

Si algo me llega a doler, no intento pasar de lado,

preguntándome ¿por qué? siempre digo ¿para qué?

En procura de crecer, serena sigo avanzando,

voy buscando en el dolor lo que tengo que aprehender.

 

A mi manera de ver, por supuesto que he cambiado,

si mi aspecto no ha variado, el trueque se dio en mí ser.

Aquel brillante barniz, de juventud expectante,

se ha convertido en diamante, ahora me siento feliz.