Palabras, nada peor. Pudiera ser un meteoro suicida, una lluvia permanente o un mar entreabierto con olas como brazos salobres, pero son palabras el recurso, la cárcel. Este papel con su lengua blanca, esta tinta de huesos foscos, negros como la noche recóndita y dobleintencionada; dormir o pensarte... ¡amarte! Es la tempestad viva en mi sangre y las espadas de mi alma ¡amada! sí las rosas hablaran sembrarían jardines de abecedarios para ti y en cada pétalo susurrarían tu nombre como una misa transparente. Palabras, tu alta “A” como un Everest impasible, mi prosa como venas en el papel que cobra vida. He aquí mujer, tu forma y figura, te creo en mis palabras como un Dios en el sexto día, hasta que recostada a mi existencia encendamos juntos los amaneceres y no haya más necesidad de palabras...
LRL
10-9-2011