David Goya

Hacia la soledad (David Goya)

Salí a conquistar la soledad

con ramos mustios de tristezas,

yendo por el camino: (justo a la mitad)

me detuvo una princesa,

de bellísimos ojos encantadores,

y raros labios de amapola;

y al fijarme en sus labios tentadores,

me arrastro a sus pies como una ola.

¿Quién como la soledad espera

mientras yo disfruto las ilusiones?

¡Y en esperar no se desespera,

porque a ella me llevan las traiciones!

 

Soledad perdona mi desvarío,

ya que esta ilusión detiene mis pasos,

pero hacia ti llegare en mi hastío;

a buscar el refugio de tus brazos,

que tienes para mi abierto,

con el aroma de exquisitos olores,

y cuando vea que nada es cierto,

a ti volveré con mis mustias flores.