Mi otra yo

La escuela.

       Millones de niños regresan a las escuelas, el día de hoy en mi país, millones de historias que contar, hablare de solo 32.

 

 

 

 

 

      La escuela lleva por nombre Francisco Sarabia*, en un pequeño pueblito de esos que uno creyera  que no existen, donde la palabra aun vale, donde los autos puedes dejarlos sin candado, solo son dos aulas, dos maestros,( uno es el director) y con eso de la globalización, la maestra de ingles.

 

 

 

      Inicio la ceremonia cívica, honores a la Bandera, el Himno Nacional, el Juramento, el Escudo de Armas. La escolta en su porte de firmeza y YO en la nostalgia, de aquellos días de escuela, donde no importaba la crisis, la gripa era simple, las clases sociales solo lo leías en los libros,la política era cosa de adultos.

 

 

         Con pena vi, que todo a cambiado, las cosas se volvieron una especie de circo, que había un representante del gobernador del estado, uno de la presidencia municipal, alguien del sector salud, para dar inicio al “ciclo escolar”. Las criaturas en el sol, no falto el que le diera hemorragia nasal, los padres de familia abanicando ante el calor y el futuro del país ahí en fila, 32 niños divididos por dos aulas.

 

 

 

      Fuimos a llevar útiles escolares, con tal de contribuir un poco al futuro del país, los ojos maravillados de esos niños, la chispa de decir “ni hablar repetí el año” enfrentando el fracaso de volver a cursar el segundo grado. También las historias de éxito, donde el examen a nivel Nacional posicionaba a la escuela en una de las mejores.

        Me quedo con los ojos expresivos, con el futuro del mundo y con la convicción de que debemos seguir sembrando para cosechar, no importa que las malas yerbas se cuelen, se pueden arrancar de raíz, hay que seguir sembrando, el fututo es hoy.