Eugenio Sánchez

COSECHA DE TRIGO

 

Tres corceles con músculos de acero

en la parva de trigo están atados

silba, grita y tararea el guía,

y la ruleta gira sobre briosos cascos.

 

Las perdices salen despavoridas,

 se holocaustan  los tallos y un  olor a otoño

va regando la loma y la cañada

bajo el ardiente sol del  mes de agosto.

 

Los sumisos caballos, enfurecidos

dan de saltos en su carril que se hunde,

resbalan , caen, y el chicote revienta

sobre ancas y piernas sudorosas.

  

Las hambrientas horquetas revolviendo

van y vienen en un caos de espigas

y en un sinfín de vueltas y pisadas

de mortíferos cascos se hacen polvo.

 

Ya todo está mullido, el bullicio  muere,  

nace la esperanza con sabor a pan,

con sabor a cosecha y a mazamorra,

con sabor a mote y a cachanga.

 

Los caballos sacuden los tendones,

respiran hondo sonando los hocicos,

y su piel sudorosa tapizada de queras

doradas resplandecen con el sol andino.

 

Vuela la frágil paja y cae el trigo

y una pala avanza tras la horqueta

que va limpiando todo y el grano  queda

puro,  límpio , resplandeciente y casto.

 

Y cuando el sol se esconde tras los cerros

 la ruma  de paja a un costado queda,

 como  una cruz la pala en el monton de  trigo

y se abre un camino hacia el granero.

 

 

Eugenio Sánchez Bacilio