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VIVIRÉ

VIVIRÉ:

 

 

Viviré, en el recuerdo de esa única lágrima, que por tus ojos glaucos asomó su brillo, pero que jamás lograste derramar junto a mí, al no permitirme refugiarme en ti, por ese fracaso y desilusión, que bien sabias tenia nombre y apellido en la piel del roztro oculto...,

 

Viviré, claro que viviré, pero atado a tu cuerpo, tras la sombra de tu mismo destino escrito, sufriendo junto a ti, cuando al dormir mojes la almohada sobre las mismas lágrimas cautivas, derramadas del día anterior y que aun no le has dado, tiempo y espacio para secar...,

 

Viviré, como un eco de voz lejana, que intenta susurrarte aterciopeladamente al oído, recordando esas sutiles palabras de amor en forma de poesía viva, esas mismas que ahora deseas borrar, no deseando notar mi presencia sentida, frente a ti, amada mía...,

 

Viviré, aunque ahogado del polvo de la historia, que el viento levantará tenazmente soplando por la ventana, cada amanecer, despertándome, viéndome solo a la cama, acostado sobre las cenizas de ese ayer tan querido, que me niego rotundamente a olvidar por ser muy nuestro y verdadero, descubierto con delicadas caricias en cuerpos desnudos y sedientos de ser amados...,

 

Viviré, como antes, más que antes, así todo viviré, ofreciéndote si fuese necesario, hasta mi propia vida,  para que veas que no te guardo odio en la mirada, ni rencor por el corazón, aunque a priori, me hubieras herido mortalmente, dónde y cómo, sabias mas dolía a sabiendas sinceras, que mi mundo blanco de luz ante mis ojos felices, siempre fuiste Tú, nunca a nadie había querido como te quise a ti, acariciando tu cabello de oro, con mis dedos...,

 

Viviré, créeme, que viviré y pido perdón, no buscando al decirte esto, hacerte daño, pero por continuar, no voy a seguir fingiendo más un amor no sentido, al haber amado alguna vez ciegamente sin ser amado en tus anhelados brazos, estando solo afligido y confundido, al no dejar de pensar en ti, por ser Tú mujer ingrata, la razón de mi existencia, desvelado, llorando a cada paso, dejando huellas de lágrimas,  por recordar un sentimiento añorado, que fue mancillado en el honor de su amor, propio...,   

 

Viviré, en los montes reverdeciendo, en el aire que respiras y hasta en el cantar de las aves a pesar de no tener ya nada que hacer, para levantar nuevamente un amor, que murió por falta de ganas, que la rutina precipitó prontamente al abismo del hastío escrito penosamente, como reflejo del alma en la propia mirada ya lejana, cuando la ternura se convirtió en reclamo de dictadura por el látigo de la lengua dando no precisamente, buenos consejos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 31082011 10:15 PM.