Somos los domadores que tenemos puestas las riendas,
Somos los que queremos nacer desde el día de la muerte y lograr morir dentro del vientre materno.
Tenemos los ítems necesarios para poder volar con las alas de las palabras que suenan como cascabel dentro de la tora de nuestro siglo que vivimos, somos los niños de aquellos que quieren violar nuestras miradas y acosar frente a padres vestidos de morados que pertenecen a la gran ramera de nuestras vidas.
Somos críticos que fuimos criticados por los calumniadores de la vida fraterna, logramos dar vuelta nuestro escritorio y decir que nuestro planeta esta cuadrado y podría jurar que el mundo nos creería.
Porque somos la sal de la tierra y no la mentira y la mortandad de los rebeldes subversivos que lamentan las lágrimas de personas que quisieron dominar el mundo desde las siete colinas.
Nos han echado desde nuestras sinagogas que tienen aires de hielo pero afuera son verdaderas montañas de árboles como brazos salientes de las vertiginosas laderas de los ríos y valles de diferentes planetas donde los países se visten de plata para poder robar la mugre de nuestras ciudades.
Nosotros somos poetas.