Diaz Valero Alejandro José

El día y la noche (Cuento)

 

 

Todos los animales del bosque estaban reunidos, tenían una discusión que parecía no tener solución. Algunos querían que todo el día fuera claro para poder jugar, saltar, correr, volar, y divertirse; los pájaros, los conejos, las ardillas, los patos, los peces, los osos, todos querían y defendían la claridad del día.


Otros discutían porque querían la oscuridad, para poder salir a alimentarse, para salir de cacería y para correr y volar sin peligro, en la tranquilidad de la noche; los búhos, los ratones, los leones, los murciélagos, las ranas, los grillos, gritaban porque querían la oscuridad.


La discusión seguía y no encontraban solución, hasta que de repente se le ocurrió una ideal al gato, una excelente idea, que sería: dividir el día en dos partes iguales, el día y la noche. Y así mientras unos dormían y descansaban otros salían a jugar y a alimentarse, de manera que cuando cayera la tarde, cuando el sol comenzara a ocultarse, los que salieron a divertirse tendrían que retirarse para dejar el espacio libre a los que saldrían después. Y los que salieron de cacería y diversión en la noche, cuando el sol apareciera en el horizonte, tendrían que retirarse y ceder el espacio nuevamente a los que acababan de despertarse.


Todos los animales aplaudieron y estaban de acuerdo con la idea que el gato había planteado, pero sólo faltaba un detalle: ¿Quién vigilaría en el día y en la noche para cerciorarse que cada uno cumpliera con el tiempo que le correspondía? entonces el gato les dijo: - Yo vigilaré de hoy en adelante.


Y desde entonces vemos a los gatos corriendo y jugando en el día con su mirada de picardía, y vigilando y corriendo en la noche con sus ojos de candela.