nelida anderson parini

LA PIEZA

- Mamá ¿vos te acordás de aquel vestido

el que es cortito y fruncido,

que vos llamás atrevido,

que tiene un moñito atrás?

Me lo pues el otro día

que salimos con la tía

y las chicas a cenar.

Mamá ponete a pensar...

El que es azul oscuro.

Que parece  bordado

con hilitos de metal.

Si no lo encuentro es seguro

que me voy a reventar.

 

 

-¿Qué voy a estarme acordando,

si siempre te estás cambiando

para ir a cualquier lugar?

-El de telita finita.

El que usé con los zapatos

que traje del Ocotal.

Los de los tacos bajitos,

 que compré con la cartera

y que a vos te compré un chal.

 

 

- Dejate de jorobar.

¿A qué me estás preguntando

si sabés que ni soñando

yo lo voy a recordar?

¿Es que en ese tiradero

al vos llamás ropero

no lo podés encontrar?

 

-Mamita no seas malita...

Pegate una pensadita

vas a ver que te acordás.

Ay mi mamita bonita...

¿Me lo ayudás a buscar?

 

-¿Con semejante alboroto

mira, si me voy a negar?

Ya me voy encomendando

antes de entrar a ese cuarto

los santos hay que llamar.

Ahora entro en tu agujero...

¡Madre Mía, por Dios Santo!

¡Te lo juro que me muero!

¡A donde miro chiquero!

Aquí hay que fumigar...

si parece basuero.

Jamás lo vas a encontrar

con semejante reguero.

Donde quiera que me fijo,

solo desatre veo.

Te aseguro que esta pieza

no tiene pies ni cabeza.

No puedo ni comenzar

¿aquí qué vas a buscar?

Ponete ya a arreglar

hasta dejarlo prolijo.

Te prometo que de fijo

allí lo vas a encontrar.

Una vez que terminés,

vengo y te ayudo a limpiar.

Mientras vos vas trabajando

me voy yo regresando

a mi mundo a respirar.