Reinan las ráfagas sobre el silencio
y en mi espalda con caras bestiales
los hombres verdean las calles miedosas
es un escalofrío la negra huesuda
que cierra calzada de vida
y se llena de espantoso júbilo
por el instante en que la vida
es columna de sangre.
En medio de estruendos y rezos
la vida gira
el sol ahora negro que quema
no da esperanza de luz.
Sentir el dolor y gritar No ¡
nadie escucha,
odio la suerte en que la muerte
se viste de coincidencia
y quedo tirada en este charco enmohecido
devorada por la injusta peste
que termina con la libertad
de una ciudad que aúlla
extrañando sus atardeceres.