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DÉJAME

DÉJAME:




Déjame, si en algún momento decidieras recordar mi presencia olvidada, frente a ti, viéndome padecer en un rincón la amargura de tu desamor sentido dentro de mi corazón, con el rostro oculto de la verdad reflejada en mis ojos por tu imperdonable olvido, si con cada lágrima que derramo a lo oscuro, consigo algo de paz para el alma, sin pretender consuelo alguno, por esas suaves manos, que intentan por un instante recordado, acariciarme, apartándome tardíamente las lágrimas de los ojos, cubriéndome de besos todo el rostro y hasta mis propios labios resecos, con esos besos mendigados ayer, pero que fueron negados, para rehidratar hoy, arrepentida, un amor que sucumbió y se desvaneció como el mejor perfume en el aire, por los espacios reiterativos, habidos, en tiempos de amar...,

Déjame, sin pedirme ninguna explicación, anegado en este mar de llanto, tratando de ahogar toda evidencia de pasión en los brazos, sobre tu cuerpo desnudo, conocida en tu anhelado pecho desnudo, en nombre de este amor mancillado y por la felicidad que un día contigo pretendí, vivir, pero que desgraciadamente perdí, para de esta forma, sumido en mi amarga tristeza, mirando por la ventana el ancho cielo, rezar arrodillado las más sentidas oraciones al Señor, para quizás de esta forma, poder olvidarme verdaderamente de ti mujer de mis eternos desvelos y lograr así, nuevamente sonreírle al mundo, aunque tal vez Dios nunca perdone, por este fracaso, la desilusión amorosa vivida, que ha sido nuestro destino marcadamente escrito, de tenernos cerca al alcance de la mano, pero sintiéndonos dentro del corazón, muy lejos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 22082011 01;:00 PM.