Luisa Arias Soto

Historia de un Amor Vampírico (Amor, Guerra y Destrucción)

Historia de un Amor Vampírico


Cuento Erótico De Una Vampiresa Enamorada…


Entre fantasías sexuales se columpian mis deseos; el día que decidí salir de mi torre y saciar mi sed de sangre, colmarla con mis víctimas viriles de múltiples facetas, de tiernas carnes, de suaves muslos y con dientes de acero los triture hasta el amanecer.

Y la ropa como algo sin sentido, la desgarre y en pequeños trozos la tire al vacio.


Pero al encontrarte en lugar de matarte, jugué contigo, plasme mis besos entre mordazas calientes y camas sin sentido; te tuve, te tumbe, cual pilar de mármol arañado por mis manos, ya que, buscándote entre mil lunas te había ido a cazar, y caliente volvía sin tu aliento, me quedaba sola entre mi frío ataúd de recuerdos inútiles, vagabundos y sonámbulos.


¡Y la cazadora fue cazada!, por tus curvas de plata, tu mirada del color extraño de la noche, de historias vividas y de pasiones escondidas, las cuales ponías como manjares en un desierto de bajas penas, o amores tardíos y fui cayendo en una trampa de una libertad ambigua, de la cual me quería ver presa en las paredes de tu casa, de tu vida, de tu sexo.


¿Cómo se ha esperado tanto y ahora huyes con tu fuerza y con la mía también? La que quise que tuvieras entre mis colmillos y gemidos aquellas noches que contigo dentro de mi pretendía hacer el amor, cosa que no ha existido nunca en el léxico de alguien que vive sin corazón, y solo el placer conocía, sin codiciar a ningún hombre porque su sangre es adictiva y seductora, como para querer probarla dos veces entre tanto ensueño oculto de brebajes sin paraíso.


Mejor no vivir un síndrome de abstinencia que termina siendo crónico, queriéndose resguardar en tus pensamientos mas escondidos y las ganas, y habiendo conocido la lujuria como querer cambiarla por el dichoso amor, por el que creí sentir por ti…

 

 

Pero Nasar se enamoro y escribió una carta cuando su padre los descubrió:


Oh mi amado, yo en esta desventura de mis pesares, en el frio hielo de esta caja carente de calidez.


Yo condesa de la noche y tú mi príncipe de día, ese que me llena de melancolía.


Esta ultratumba que carcome mi alma en una agonía eterna por ser yo inmortal.


 Y pensar que todo empezó aquella noche, que salí a satisfacer mis ansias, a embriagar mis venas de tan delicioso líquido rojo, vital para mí, pues es mi ambrosia la que me hace eternamente hermosa.

Y fue tu vida la que busque empalidecer, con mi seducción configurada entre mi negra capa y mi piel desnuda.


Yo estaba suscitada sobre el navío en esa extensa noche, y fije mis ojos en mi presa, y en un silencio que solo lo corta el aullido del lobo, me paralizaron las únicas dos luces que irradiaban esas tinieblas: la de tus ojos, que se encontraban como quien espera su muerte en aquel muelle, frente a las palpitantes olas marinas, hay sentado como esperándome.


¡Yo una despiadada! que quiso jugar con su presa y término enamorada.

Te utilice, sí, pero tú también me utilizaste, te perdone la vida, mejor te hubiese matado esa misma noche que mi piel busco tus caricias, en lugar de buscar tu sangre.


Todas las noches nos vimos, nos quisimos, nos amamos, todas las noches lejanas del pasado cautivo en tu mirada.


Todo fue como un cuento que más de vampiros, fue de hadas. Pero término, por mi padre que se entero:


-¿Cómo mezclar sangre roja con sangre inmortal de vampiro?-


Esas palabras de ese conde, que mas que conde era mi padre, destrozaron lo que yo no creía tener, mi corazón, que sintió lo que es de verdad el dolor, que mas quisiera que cambiarlo por una estaca o una cruz, y destrozarlo, deshabilitarlo para no contenerte en el.


Desafié a mi padre por ti, te deje escapar por mí, de esas garras envolventes que te iban a quitar la vida y dejarte sin el color de tu sangre.


Te dije que buscaras ayuda de un licano, que le dieras tu vida si es necesario. Si no lo haces mi padre te matara, pero, si lo haces no te volveré a ver más, aunque, prefiero no verte mas y que a mi vida no vuelvas a llegar; a que te conviertas en vampiro y saber que no eres para mí por no tener pureza en tu raza ni realeza en tu cabeza.


Cuando mi amiga te de esta carta, recuerda que yo siempre te amare.

Aunque mi inmortalidad se encuentre paralizada en un ataúd te hielo y una lágrima congelada este rozando mi mejilla, esa es mi condena por descabelladamente amarte tanto, y si no es mucho pedir, repite:


-Te quiero, en esta noche sin dirección-


 Para escuchar siempre tu eco, recuerda que no son mis ojos los que te verán, son mis oídos los que percibirán el sonido de tus palabras, y aunque ellas se conviertan en aullidos, esperare siempre con ansias la luna llena de tus latidos y forjare siempre esperanzas de que esos latidos vuelvan a ser míos.


P.D.: De tu vampiresa preferida, para el único amor de mi vida…


Respuesta a la Carta:


Busque ayuda de un Licano, pero, no por eso seré uno de ellos y sacrificar nuestro amor, no por eso mi corazón dejara de latir por ti Nazar.


Cuando tu amiga me dio esta carta, me advirtió que serian las ultimas líneas tuyas, porque tú estabas congelada y si van a ser las ultimas, porque las próximas serán palabras.


Tú piensas que tengo miedo, porque siendo yo humano tendría que renunciar a tu boca, tus caricias y tu cuerpo, ese que logre poseer con mi mirada y con mis besos en una noche sin palabras, ese cuerpo que hice temblar siendo solo yo un mortal.


Este mortal que tú oyes aquí, nunca va a renunciar a ti, a mi vida si es necesario, porque mi vida sin ti es morir, pero a ti no.


Iré junto al licano, a liberar tu alma del hielo, tus ansias y las torturas de tu tormento.


Desafiare a tu padre por ti, te iré a buscar por mí, no podre callar la voz de mi corazón cuando busca decir Te Amo.


En la noche de tus ojos me quiero sumergir, en la alberca de tus sueños yo quiero naufragar y a tu corazón del hielo yo quiero liberar…


Las campanas dieron las 6:00 pm y entre aullidos de lobos y amenazas de vampiros se fue despertando la tenebrosidad. En aquella siniestra comarca, que una sangrienta guerra es la rutina y una palabra de aliento es la esperanza.


La maldad se había desatado en el mundo vampírico, que mataban lícanos por diversión y esa era la causa de las constantes luchas, noche tras noche.


Fiera y hombre caminaban entre pantanos y hojas secas para llegar a la torre del gótico castillo al fondo de la penumbra.


Siempre se ha sabido que en los vampiros y fieras nocturnas ha corrido la crueldad en su sangre, pero ella nunca amenazaría a su propia raza, como la del malvado Conde que condeno hasta a su propia hija por su amor.


Esa y más crueldades hacían que sus aliados se descontentaran más con él y buscaran la rebelión.


Por unos conductos se adentraron al castillo sin ser vistos, mientras esperaban que las nubes dejaran ver la luz lunar para que despertara el instinto animal que descansaba en la carne humana.


Logrando atravesar el castillo, subieron hacia dicha torre donde cristalizada por el ensueño del hielo se hallaba la condesa vampírica.


Cuando la filosa hacha dorada iba a rozar el hielo, el Conde percibió la amenaza y lanzándose encima del hombre le succiono la vida humana y antes de que sus latidos se detuvieran, en ese momento el licano que acompañaba al hombre dejo que los rayos lunares dejaran salir su instinto, y una lucha que amenazaba de muerte a los dos comenzó.


En el salón se hallaba una estaca de plata, si se incrustaba en el lobo moriría y si se penetraba en el corazón de su rival sería el fin de su reinado.


Mientras frío yacía el cuerpo del hombre encima del ataúd de su amada, se peleaban ferozmente: el licano y el vampiro.


En eso el reloj daba las 12 am, se oyeron caer dos cuerpos unidos por una estaca de plata que traspasaba ambos pechos en el viejo salón de la última torre.


Pronto caería la mañana y entre lucha y desatino, se fueron llenando las guaridas, para no ser tocados por el sol y dejar su maldad con la noche.

Cuando volvieron a dar las 6 pm, un nuevo vampiro había surgido de la extraña fecundación de la noche anterior.


Y se dio cuenta de lo ocurrido cuando observo los dos cuerpos fríos y desangrentados por todo el salón, sin más espera tomo el hacha de oro y rozo la tumba, esta se fragmento y la vampira se libero, pero aun sin reaccionar se hallaba.


Un gran dolor se filtraba en aquel intento por parecerse a un alma y de lágrimas se llenaba el cuerpo de Nasar, que al pasar del tiempo fue tomando color y alimentándose de las sombras despertó.


Ella le dijo:


-Ambos inmortales por obra del destino, pero congelada quise ser mortal y vivir solo una vida contigo, que la perecía tan grande de vivir siglos vacios.

Cuando salieron, los esperaban las miradas de la congregación vampírica, que recién enterados de la situación, terminaron aceptándola, viéndolos como gobernantes.

Ante tanta muerte y destrucción acordaron tener paz, caballeros nocturnos y bestias licanas, cada uno por rumbos diferentes sin tener que enfrentarse en armas.