jauro

Mi niña en sus veinte

Canales estrechos,
deleite de cauces vacíos,
savia de ilusiones y algo más...
huellas lejos de la nada.
Lloré una vez y lo haré muchas más,
siendo la vida una sola
y esperar de ella un tiempo, un lugar,
más...
He sorteado aquel revuelo
que me dejó en decolor tus campos
y el celeste caído, herido; deshilando las nubes;
ha envuelto las noches de presencia oscura
y el saber que me oculta el no tenerte.
Sentir
que no dormirías sobre mí,
que tus sueños no acunarían más mi reposo,
que tus juegos no serían más
 del arco iris.
Hoy, solo dos sombras tirantes,
que se rompen y se van, solas se van.
El jardín ha dado buen fruto,
pero el abono aún
no es el justo.