Dicen de las penas...
¡unas de otras compañeras!,
como el dolor de parto,
como el olor a muerto.
No hay luz, ¡me pierdo!
compañero de contratiempo.
El duelo, lento derrotero.
¡Mal, hoy pésimamente mal!
Ni asimilo, ni entiendo,
ni atrapo al espacio pausado.
¿Lo llamas enjundia? y es destiempo,
convivencia desarrapada.
Escocidas tengo ya las posaderas,
-vulgaridad mohína-,
las tachuelas..., ¡con otra!
Ya no acepto prórrogas, ni plazos,
ni juicios indocumentados,
ni meollos, ¡ni más embrollos!
No conozco mayor motivación
que el ansia de venganza epistemológica,
insta, a instancia, a la prisa.
Bien es verdad, que el ayer ya nada preocupa,
¿verdad, madame Curie?