MIRIAM RINCON U.

COSAS DE LA VIDA.

Hay mucha gente en el mundo

a quien nada le preocupa

si no ha comido el hermano.

 

Se sienta orondo, ufano,

en cualquier buen restaurante,

y le pide a los meseros

que antes de traer la carta,

echen del lugar primero

al que no ha probado un pan.

 

¡Que conciencia tan podrida!

¡Que mente tan retorcida!

 

Como si al final el necio

no fuera a parar un día

con sus lujosas mortajas,

en el lugar donde irá

ese ser que él menosprecia.

 

A veces suceden cosas

difíciles de explicar,

aquel que agravia...olvida

y el agraviado...recuerda.

 

En la finísima cuerda

sobre la cual se camina,

el pobre...rico se hace

y el rico...pobre termina.

 

Pero aquel que un día fue pobre

aprendió mucho en la vida,

por eso con alma humilde

da las gracias cada día,

y si el pobre se aproxima

le da su propia comida.

 

 

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