Geovani

Nunca me canso de mirar tus ojos.

 

Nos tapamos junto con la primavera entre sábanas,

mientras te abrazaba por tu cintura con la luz de la luna blanca,

recorriendo con caricias tus lindos brazos,

suaves con el plumaje de inocentes pájaros.

 

Todo, entre nosotros lo compartimos,

te extraño, aunque hayan pasado sólo unos

cuantos minutos desde que estuve contigo,

tú me haces feliz, olvidarlo todo, sentir el amor y sólo vivirlo.

 

Tú me das una inmensa alegría y dicha,

eres mi mundo, mis sueños, mi primavera,

eres la belleza que a mi vida, con un color rosa la pinta,

el viento azul y suave, rumor silente del amor de vez primera.

 

Amor que nos llena con inmensa alegría,

bajo las estrellas, en nuestros románticos paseos en las calles de Andalucía,

me regalabas besos inesperados, muy hermosos que me distraían,

palabras, mi amor, palabras amorosas y besos para darte sólo tenía.

 

Dentro de nuestro hogar recorremos las estancias,

en todas ellas nos besamos, en todas hay un rumor que canta,

entre caricias te decía: mi amor!... Idilio que emana de nuestras almas,

ahora sólo importas tú, mi niña hermosa, mi princesa, sin ti no tengo nada.

 

Tú me tienes a mí, yo tengo tus labios que me besan,

tu amor, entre las olas del mar y nuestros pasos en la arena,

ahí, por donde pasas, aún en la arena, nacen bellas rosas,

te rodean, con su tierno vuelo las mariposas.

 

Buenas noches mi amor, te digo, hasta mañana,

aunque no dormimos, te beso y muy cerca de mí te tengo abrazada,

no dejo de besarte, de acariciarte, de amarte con locura,

lentamente, con suavidad, sin premura.

 

No tengo ningún deseo de dormir,

sólo quiero seguir amándote, toda la noche, el océano de tu amor sentir,

despiertos veremos nuestro amor, el viento, la pasión de nuestro fuego,

miraré tus ojos, tan tiernos, inocentes y bellos.

 

Se unen en uno nuestros espíritus, en el amor duermen,

en el viven la noche, en la suavidad de tu cuerpo que mi piel siente,

mi reina hermosa, mujer amada, mi doncella de inspiraciones,

la dueña de mi corazón, de mi alma, de mis días y mis noches.

 

Tú eres la hermosa razón que todas mis noches sean de plenilunio,

amor de fuentes cristalinas, de agua clara, noches pasionales de junio,

miro tus bellos ojos y tu dulce carita sonriente,

preciosa dama, dulce arrobamiento, ¡Te amo! Alborozadamente.

 

“Contemplamos al alba que llega lentamente radiosa, nos encuentra en un éxtasis de amor y sonrojos, entre pétalos de rosas, dos almas enamoradas amándose en la alcoba, escuchando las prodigiosas olas, plenitud que me encanta, ¡éxtasis! Al mirar tus bellos ojos.”