han-jael

A MI AMANTE

Tengo ganas de empaparme

de un fuego más candente,

del que solo tú me puedes dar,

ya que el de mi hoguera,

a pesar de que arde como ayer,

a veces me sabe mal,

quizá sean las ansias de innovar,

de sentir un nuevo beso,

una nueva piel,

pero en mi conciencia

no he dejado de amarlo a él,

y siento que en dos

se me parte el corazón,

por un pedazo tu,

por otro pedazo él.

Y él es tan hermoso y tu,

tan hermoso eres también.

 

Y me he prometido tantas veces

no pensarte,

ni buscarte,

huir de ti

y de tus besos

pero eres mucha tentación,

una tentación que me produce

la necesidad de satisfacerla de un tajo,

si te pruebo un día,

quiero más de ti al otro

y siento a la vez

que nunca voy a saciarme,

eres mi vicio,

y al pensarte

me hundo en el suplicio

de la culpa que me genera mi traición.

Y recurro al raciocinio

que se ningunea al saborear tus besos

y de pronto como una esperanza de olvidarte

escucho la voz de mi santa madre

diciendo: “la pasión es

como una llamarada de petate”,

y me duele pensar que a lo nuestro le sigue

la misma suerte que una estrella fugaz,

pongo de nuevo los pies en la tierra

recordando que soy ajena

y que he construido un hogar

al que cuando no te veo debo volver,

donde no hay espacio para ti,

donde solo me debo a él,

a mi amor, mi verdadero amor,

dador de pasión enferma

y a la vez tan tierna.

Concluyo con desesperación

que a ti también te necesito

pues también te amo

aunque no se pueda a dos.