Carlos Fernando

Un beso, una flor que me recuerde

 

 

Un beso amor, un beso, una flor

que me recuerde la emoción que viví

cuando te conocí y te dije:

¿Fuma usted?,  y tú dijiste \"Sí\".

 

Después, la providencial invitación

a degustar un café, En una tarde casual,

sin más aspiración que conversar,

y pues, quién sabe. Quizá.

 

Luego, las miradas furtivas, para no

despertar sospechas, y que la presa

no se escapara viva. 

Ya te tengo mujer donde quería,

para esconder mi corazón de la

impaciencia y la sinrazón que lleva

a dos soledades a establecer un nexo.

A provocar con un beso la pasión 

que se sabe languidece dentro

del cofre sin llave que es el corazón. 

 

Un beso amor, un beso, una flor 

que del olvido se quiere escapar

el ave que agoniza, porque en el nido,

los afanes, nos van matando el cariño,

y las rutinas remplazan a las caricias

que escancian el vino del carnal

deseo de confundirse enteros en un

abrazo de fuego, en un \"te quiero\".

 

Un beso, amor, un beso, que se muere

mi ansiedad por celarte, por guardarte

más que el oro y los diamantes, como el

más fino tesoro que he tenido en las manos.  

Tu amor, que no me lo robe nadie.

 

Un beso, amor un beso, que requiero

aliviar mi desencanto. Porque mi llanto

nubló mis pupilas el  día, que me enteré

que eres de carne, el día que tus enfados

me desgarraron del alma su fino encaje.

 

Ese terrible día cuando la calma perdida

en un instante eterno, se me convirtió

en vapor, y me se disipó en el aire.

 

Un beso, una flor, tu compañía y un

beso para hacer alarde a los cuatro

vientos, porque ni pruebas, ni tempestad

ni yo ni tú, en nuestra debilidad,

lograron agotar nuestra paciencia,

porque seguimos escribiendo de

nuestra historia el prólogo y no

el epílogo. Que ese lo escribiremos

cuando muera. Temprano o tarde.