joaquin Méndez

¡Dios mío! ¡Qué mujer!

 

Una tarde al entrar en  un bar, 

Conocí a una niña  morena,

Es tan bella y elegante,

 Que con solo mirarla

te quitan las penas,

 y  te enamora,

 la niña al instante.

 

Me fije,  en sus ojos marrones, 

en sus labios sexenales,

en su cuerpo de modelo

En su cara de rosa,  y me sentí,

 flotando en el cielo

 

Valla mujer, dios mío,

 qué mujer, 

la que vi aquella tarde,  en el bar.

Se metió tan dentro de mí, 

que ya…  no la he podido olvidar

 

Cuando cierro los ojos de noche

a mi lado yo la sigo viendo

Que sus ojos me miran de frente,

y su boca me está sonriendo

Que sus brazos,  quieren abrazarme,

y su boca me sigue pidiendo

 

-Quiere me,  por favor,  amor mío quiéreme-

  Me susurra con dulces suspiros

-Quiere me, amor mío por favor quiere me.

Que necesito tu amor,

Más que el aire que respiro.

 

Hoy he vuelto a pasar  por allí,

 Y la he visto sentada en la mesa

Me he quedado pillado, 

Al verla tan bella y sencilla,

Mas pillado me quede,

 Cuando ella me ofreció  una silla.

 

Estuvimos tomando café, 

Hablamos, de mil cosas distintas,

Pero a mí no me salían las cuentas,

 Al sentirme tan cerca de ella,

Mi deseo de abrazarla,  y besarla

aumenta,  y aumenta 

 

Su risa se mete en mi alma, 

Su mirada perfora mi mente

Sus labios me llaman me llaman,

Estoy,  alucinado, estoy como preso

Y tengo que cogerme a la silla,  

Para no abrazarla,

Y llenarle hasta el alma… de besos

 

Autor Joaquín Méndez.

Reservados todos los derechos.

23/5/11.