Blas Roa

la noche que desperté.

La cabrestera plástica de sus ilusiones,

tragaba el cuento manso mi secreter.

No habían lujos en los lujosos bodegones,

que purgaran todo lo que hay que conocer.

 

Abril era un niño que nunca se quejaba,

Praga era un sueño en proceso de cumplir,

Y la dulce dama apoyada en mi cama

se llamaba almohada, se llama vodevil.

 

En la chirona vacía de mi gris habitación,

los peces estaban hartos de no querer nadar.

la madrugada avisa por fin la llegada del sueño,

una lágrima que nunca debió ponerse llorar.

 

Allí van las piedras rodando cuesta abajo,

pariendo la inocencia de no poder hablar,

Alí manifestando el cuatro de su protesta,

despierto y envejezco...otro día mas.

 

Como quien busca oro en las minas de sal,

ahora el radio-terror se burla del anexo...

el nazareno de yeso, con su vino, su pan,

mi cigarro, mi bar... el beso que te ofrezco.

 

Ya no existe discordia en la otra trinchera,

ni cura en la ceguera, de los que no quieren ver.

He vivido sobrio siendo todo un cualquiera...

que brinden conmigo, Dios y el tibio Lucifer.

 

Se devuelve la noche y se adorna con estrellas,

se perfuma en neblina, se honra en saludar...

A tu pequeño bosque lo busco casi siempre,

casi siempre termino, sin poderlo encontrar.

 

Adiós nube de fieltro en la postal de mi nevera,

me espera el llanto de mi cama y su transpiración.

Las veré mañana entre odas y prosas...

mas mujeres y mas hermosas, 

y mas versos en mi canción.

 

Blas Roa