KCaramelo

UN CAPITULO MÁS…

UN CAPITULO MÁS…

 …Uno de los tantos capítulos de la historia de la que, aun sin saberlo, sigues o seguías siendo protagonista…


Ha pasado ya tanto tiempo desde que tú y yo nos amamos, que me parece increíble sentir lo que siento cada vez que vuelvo a verte. A pesar de haberle  puesto freno a mi corazón admitiendo que esa historia de amor que una vez viví contigo no podrá tener más capítulos; no puedo evitar que en mis momentos de soledad se humedezcan mis ojos al recordarte.

 

La noche de ayer te vi, te vi otra vez y no te imaginas con cuanta emoción espere ese momento…

 

La oscuridad de la noche le daba ese toque de misterio a cada segundo que pasaba y el tenue brillo de la luna acompañaba cada paso hacia el lugar donde esperaba encontrarte. Por fin llegué. El corazón palpitando agitado, temeroso de que al verte no pueda contenerse y delate todo el amor que aún siente por ti. Entré y mis ojos al instante buscaron tu imagen por todo el recinto… pero no te hallaron. Alrededor, las personas me miraron y saludaron con cortesía que retribuí de la misma forma. Converse, reí, jugué, esperando tu llegada, sabía que irías, y aún así la impaciencia recorría mis venas. Por instantes, mi mente volaba tejiendo fantasías sobre el momento en que llegaras y volviera a verte. Pero, justo en el momento menos pensado, llegaste (es curioso, pues siempre llegas cuando menos me lo espero, asi como el día que llegaste a mi vida para enseñarle lo que es el amor).

 

Te vi, mas no pude contener la mirada. Pero el inerte deseo de verte hacía que mis ojos, sigilosa y cuidadosamente, siguieran segundo a segundo cada uno de tus movimientos. Te ibas acercando, a cada paso mis latidos se aceleraban y un hormigueo me recorría todo el cuerpo. Quedaban 100, 70, 50 centímetros de distancia y justo cuando creí que el corazón se me detendría, muy lentamente eleve la vista hacia ti y nuestras miradas hicieron contacto.

 

Risueño como siempre me saludaste y temblorosa esbocé una sonrisa y un -¡hola!- que encerraba los “te quiero”, “te amo”, los “no pude, puedo ni podré olvidarte” que ahogaba en mi garganta. Estabas menos delgado que la última vez que te vi, pero tu rostro mantenía el encanto que me atrajo desde el primer instante: mirada penetrante, dulce sonrisa.

 

Como era costumbre, apenas cruzamos un par de palabras en toda la noche. Tú, amiguero como siempre, no dejaste de conversar con los invitados, de hacerlos reír; aunque, por momentos sentía un rezago de tristeza en tu rostro.

 

Ya muy entrada la madrugada, y cansada de verte y no poder decirte ni una palabra, fui a recostarme en un cuarto. Ni siquiera recuerdo cuánto tiempo transcurrió antes de quedarme profundamente dormida, solo recuerdo haber estado soñando contigo: íbamos caminando de noche descalzos por la playa, la luna llena se reflejaba en tus ojos que no dejaban de mirar los míos; no necesitábamos de palabras para decir todo lo que sentíamos, el silencio, las miradas, las caricias reemplazaban cualquier frase que expresara el gran amor que nos teníamos y que coronábamos con un beso. Sueño, sueño maravilloso que se desvaneció intempestivamente al sentir un ligero respirar cerca mío. Mientras abría mis ojos, la imagen de un rostro se iba dibujando frente a mí. Desperté de prisa y no podía creer lo que estaba viendo. Era la misma mirada y la misma sonrisa de mi sueño… eras tú.

 

Sorprendida, intenté preguntarte el motivo de tu presencia, pero posaste tus dedos sobre mis labios…

 

- No digas nada, ¿crees tú que una historia como la que vivimos puede olvidarse tan rápido?- dijiste mientras acercabas tu rostro hasta un milímetro del mío.

- No, no puede olvidarse- susurraste y tus labios hicieron contacto con los míos acariciándolos y devolviéndoles la dulzura que habían perdido sin ti…

 

“Dicen que los besos son el lenguaje con que se comunican las almas enamoradas… pues solo aquellos que sientan verdadero amor pueden sentir todo lo que significa un beso”.


-Despierta, ya es tarde- fueron las palabras que destruyeron en pedacitos la dicha que envilecía mi alma.

 

Desperté y comprendí una vez más que mi historia de amor había tenido real fin (tal como una vez me dijiste) y que solo los sueños podían hacerme vivirla otra vez… ¿seguiré viviendo de sueños?

 

La voz del alma JKC