Esther Velázquez Tipacamú

Las dos parábolas


Las dos parábolas

 

Que pena ser la oveja perdida,

el predicador  pronunció;

desde las bancas, el público,

sonriendo, afirmaba sus palabras.

 

Estando con las noventa y nueve

y con el buen pastor,

siguiendo sus propios caminos,

yéndose lejos, ella se perdió.

 

Se escucharon susurros entre la gente, 

recordaron a algunos que ya no están;  

se fueron porque quisieron alguien dijo, 

y como la oveja ellos se perderán.

 

Después de un silencio el orador dijo: 

A otra parábola los quiero llevar,

la moneda,  aunque valiosa,

perdida dentro de  la casa ella esta.

 

Congregados hoy en el lugar correcto

hay algunos en tal situación;

de labios dicen que al Señor adoran,

y sus almas perecen por falta de amor.

 

Enmudecieron los que antes reían, 

y el temor de ellos se apoderó…

 

De estas dos parábolas aprenderemos

que la oveja desea volver al hogar, 

y sintiéndose sola con frió y con miedo

llora y pide ayuda al buen pastor.

 

Al igual que la moneda de mucho valor,

algunos se perderán en la casa del Señor; 

valiosas almas con su sangre compradas, 

con sus vidas deshonran al Creador.   

 

Si en esta parábola tu vida es representada,

no olvides que te ama el buen pastor,

solo clama con corazón arrepentido,

y  él te buscará pues quiere salvarte.

 

Escrito por: Esther Velásquez.